Crisis de identidad en tiempos de cuarentena

Hace varios días que veo mensajes en redes sociales como este:

<<A ratos «voy a ser productiv@» y a ratos «solo quiero dormir». A ratos demasiado silencio y a ratos demasiado ruido. A ratos aplaudo y a ratos me hundo. A ratos las horas pasan deprisa, a ratos «¡tengo hambre otra vez!». A ratos «mira qué ordenado todo» y a ratos no me apetece llevar la taza de café a la cocina. A ratos «qué bien me ha sentado la ducha» y a ratos «qué mal me ha sentado la siesta». A ratos ni quiero quitarme el pijama y a ratos necesito vestirme. No sé, ¿es normal no? Sentirse a ratos>>

Estas y otras muchas reflexiones compartidas estos días, ponen de manifiesto una realidad, la falta de autoconocimiento, uno de los grandes males de esta sociedad, además del ya famoso coronavirus.

Piensa por un momento en algo útil que nos ha dado a la gran mayoria (excepto a los que trabajan incansablemente para salvar vidas) esta crisis sanitaria. Yo lo tengo claro, el tiempo.

¿Cuántas veces has querido más tiempo para poder hacer todos tus planes, proyectos e incluso para cumplir con tus obligaciones? Ahora que lo tienes no parece tan ideal, ¿verdad?

Puedes dejar de hacer, bajar el ritmo, parar un tiempo pero tus pensamientos y emociones siguen ahí, tocando a la puerta. Tranquil@, no eres el/la único/a que los ha ignorado y al que ahora reclaman con más fuerza.

La soledad es la responsable.

No estamos acostumbrados a estar aislados y sin contacto, va en contra de la naturaleza social del ser humano. Pero la cuarentena, nos ha planteado una nueva realidad, la de estar con un@ mism@. Puede resultar incómodo, extraño y difícil, porqué no forma parte de nuestra rutina, y por eso enseguida creamos nuevos hábitos para llenar el vacío, ¡cómo si eso fuera una solución! Crees que es más saludable estar activ@ que estar en silencio, ese es el problema. Qué lo que tú piensas que funciona no es lo mismo que lo que tu cuerpo sabe que te conviene.

Nuestro diálogo interno es muy rico y poderoso. Nos decimos «debería de hacer esto, «todos me mienten», «tengo la culpa de eso»… sin ni siquiera ser conscientes del impacto que tiene en lo que pensamos, sentimos y las decisiones que tomamos. Vamos en piloto automático , en modo inconsciente, y todavía nos molestamos cuando nos dicen «no te conoces».

Es hora de que alguien te descubra la verdad; Es probable que tengas una crisis de identidad. Sentirse a ratos, ni es normal ni es extraño, es natural. Hay que empezar a asumir que no sabes quién eres.

Ahora que ya te he soltado el bombazo, te planteo dos opciones (podrian ser más pero para resumir…)

  1. ¡Ostras! ¡Qué marrón! Mejor me quedo como estoy con mis «movidas» que no veas que pereza esto de conocerse. PASO…
  2. ¡Guauuu! ¡Pero como no me había dado cuenta antes que la solución a mis «males» la tengo yo!. ¿Y AHORA QUÉ?
  3. <<Inserta otra opción en los comentarios>> (si no te representan las 2 anteriores).

Si te sientes identificad@ con las primera opción, es posible que ya no sigas leyendo o que nisiquiera hayas llegado a esta línea. No importa, es tu elección. Por mi puedes volver cuando quieras 🙂

Si te ha resonado la segunda opción, ¡enhorabuena! me hace muy feliz que apuestes por ti.

Pero mi misión va más allá de felicitarte por ello. No quiero que esto quede en una palmada en la espalda. Así que te propongo que hagamos un acuerdo, que adquiramos un compromiso.

  • YO, te comparto herramientas probadas, mi propia experiencia y te acompaño en el emocionante camino del autoconocimiento.
  • TÚ, confias en que este mensaje ha llegado a tiempo, tomas una decisión y te dejas acompañar.

¿Qué me dices, hay trato? Antes de responderme, escucha, pero esta vez a ti.

A partir del 25 de mayo tendrás la oportunidad de descubrirte mediante el curso online Herramientas de PNL: Encantad@ de conocerme. La plataforma estará activa a partir del lunes.

Si quieres saber más sobre el contenido, te invito a ver este video de mi canal de Instagram.

Recuerda que puedes contactarme:

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Un cóctel de emociones

¿Te ha ocurrido alguna vez que te duela alguna parte del cuerpo sin motivo aparente? Tal vez molestias en el estómago, pinchazos en el pecho, hormigueo en las piernas, tensión en los brazos…Es evidente que son síntomas físicos, pero sabemos qué los origina?

Como ya habrás leído y oído muchas otras veces, los seres humanos somos racionales y emocionales.  En palabras de Daniel Goleman, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental.

Como seres vivos emocionales somos capaces de experimentar emociones. Las básicas son cinco; la alegría, la tristeza, el miedo, la sorpresa y el asco. Por supuesto que existen multitud de sensaciones a las que hemos puesto nombre e incluso hemos definido con emojis. Está a la orden del día, de moda, publicar en las redes cómo un@ se siente cuando toma un café, cuándo sale del trabajo, un lunes por la mañana…sin embargo más allá de eso somos más bien emocionalmente incultos. Y es que nos han educado para ser racionales. Nos han enseñado que lo que importa es la inteligencia, el coeficiente intelectual y las competencias. Resulta que en pleno S.XXI se le empieza a dar importancia a las emociones, más bien a la gestión de estas como habilidad, por ejemplo, el auto control o la auto regulación, pero nadie nos ha enseñado como adquirirlas ni desarrollarlas. Por lo que nos encontramos con líderes al mando de un equipo a quienes les exigen ser empáticos y no saben ni qué significa.

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Parece algo reciente que no hemos tenido tiempo de asimilar e integrar, sin embargo, ya en 1920 Edward Thorndike habló de la inteligencia social, a la que más adelante otros autores como Howard Gardner y Daniel Goleman llamaron inteligencias múltiples e inteligencia emocional.

La IE consta de dos bases, la intrapersonal y la interpersonal.

La intrapersonal es la que utilizamos para comprendernos, motivarnos y conocernos. La constituyen las habilidades de auto consciencia, auto regulación y auto motivación.

La interpersonal es la utilizamos para sentir, comprender y gestionar las relaciones con los demás. Se trata de la empatía y de las habilidades sociales como la comunicación, la influencia, la colaboración y el liderazgo.

Siempre hay que empezar por uno mismo, por lo tanto, es imprescindible para dominar la interpersonal, antes trabajar la intrapersonal. Antes de liderar, auto liderarse, antes de motivar, auto motivarse…

Para tener una mayor consciencia y manejo de las emociones es fundamental entender cuál es el proceso que las genera: Existe un estímulo que produce una sensación, que dispara un pensamiento y da lugar a la emoción (hasta ahí ocurre de manera automática, es un proceso prácticamente inconsciente), después de la emoción viene la acción y finalmente el resultado.

Voy a ejemplificar el proceso con un suceso cotidiano. Vas en el autobús por la mañana de camino al trabajo y la persona que está a tu lado mantiene una conversación en un tono alto y agresivo, te sientes irritado e incomodo, piensas “porque no deja de chillar, no se da cuenta que molesta?” Probablemente la emoción que se dispare sea el enfado y la acción ya depende de si decides ponerte los auriculares, bajar del autobús, ignorarle o decirle a esa persona lo que piensas. El resultado dependerá lógicamente de la acción que tomes.

Así que solo podemos decidir sobre la acción que queremos tomar pero no sobre lo que queremos sentir. No obstante, aunque no tengamos el control sobre ello, resulta útil tomar consciencia de cada una de las fases, descubrir que emociones experimentamos más a menudo, si las sensaciones y los pensamientos son similares o no y que acciones solemos tomar. Te sorprenderá darte cuenta de que la mayoría de veces los procesos son casi idénticos, solo cambia el estímulo. Y es que al no prestarle atención, se automatiza y generamos un habito.

Para tener un registro de lo que vivimos día a día y de como nos afecta e influye, te puede resultar de ayuda elaborar un diario emocional, cuanto más detallado mejor, dónde anotes la fecha, hora y todas las fases que hemos mencionado antes. Al final de día cuando lo revises serás más consciente y tendrás el poder de cambiar aquello que no te gusta.

Otra herramienta para aquellas persones más que somatizan es el somatograma. Se trata de dibujar tu silueta y ubicar en tu cuerpo aquellas sensaciones que te provoca cada emoción. Por ejemplo, señalar el ombligo porque cuando tengo miedo siento presión, o la garganta porque siento un nudo. De este modo te será más sencillo asociar un síntoma con una emoción y disminuirá el nivel de alerta.

Captura

Recuerda que no se trata de impedirlo o minimizarlo, sino de tomar consciencia y usar ese auto conocimento a tu favor, para facilitar en lugar de bloquear y para relajarte en lugar de sufrir.

Espero que las herramientas os sean útiles. Si necesitáis ejemplos podéis solicitarlos por correo sin compromiso.