Seas quién seas, trabajes en un sector o en otro, vivas en una u otra ciudad…me apuesto mi credibilidad a qué en los últimos años has estado preocupad@ por tu felicidad y por las de los que te rodean.
¿Y eso porqué? ¿Es que antes no nos preocupaba? Por supuesto que sí! La felicidad es algo intangible que el ser humano ha perseguido desde que las sociedades se volvieron acomodadas y dejaron de preocuparse por las necesidades más básicas de supervivencia como alimentarse. Pero ha sido durante los últimos años que se ha extendido el interés por medir, analizar y entender la felicidad a través de estudios, artículos, redes, libros, conferencias de expertos y cualquier otro medio de comunicación/información.
Esto ha ocurrido en especial en el ámbito empresarial. Y es que durante la crisis del 2008 tuvimos que priorizar otras necesidades más primarias y algunas empresas, las menos «humanas», se aprovecharon de ello deteriorando las condiciones. Algunas «no tuvieron más remedio» que hacer recortes para sobrevivir, debían adaptarse igual que cada uno de nosotros. Pero juzgar el cómo lo hicieron no es mi objetivo en este post, sino comprender porqué años más tarde repentinamente empezamos a escuchar sobre empresas felices, mánagers de felicidad, consultores hapiness…
Pues se trata nada más y nada menos que de otra estrategia de adaptación al entorno. Esta vez, desde mi humilde opinión, muy inteligente y acertada. Pasamos de la captación del talento a la preocupación por la retención del talento. En el mercado vuelven a haber ofertas y competitividad entre los candidatos, el riesgo a no dar con los perfiles adecuados o que se marchen es alto.
Algunas empresas siguen el modelo tradicional o más clásico de compatibilizar la vida laboral y profesional ofreciendo horarios flexibles o renovando mobiliario para una estética más agradable y convertir la oficina en un espacio atractivo. Pero, ¿es eso realmente lo que nos hace felices como trabajadores a largo plazo?
Algunas encuestas de clima como la última que realizó Adecco en 2017 señala que la mayoría de trabajadores siguen sin sentirse felices en el trabajo a pesar de algunos esfuerzos de las empresas en invertir dinero para cambiar las políticas, condiciones, beneficios etc… Y es que se suele poner el foco más en la cantidad que en la calidad: más días, libres, más horas de teletrabajo, más salario…
Un estudio de Daniel Kahneman sobre la felicidad instantánea, premio nobel de economía en 2002, muestra a través de un ranking, las 4 actividades que nos hacen sentir más infelices:
1. Ir a trabajar (tráfico, trenes,…).
2. Hablar con el/la jefe/a.
3. Trabajar.
4. Volver del trabajo.
¿Te ves reconocid@? Es sorprendente la influencia que tiene todo lo relacionado con nuestro trabajo en nuestro bienestar y lo mucho que lo pasamos por alto.
El problema no radica solo en el enfoque sino también en quién gestiona e impulsa estas iniciativas. Desde mi experiencia puedo decir que a las personas de Recursos humanos se nos ha formado para actividades más operativas como reclutar talento, calcular nóminas, hacer contratos y desarrollar al personal. Éste último rol de desarrollo es tal vez el que puede tener más relación con hacer que las personas se sientan felices en el trabajo. La realidad es que a menudo el día a día de las personas responsables de esta función pasa por diseñar planes de carrera atractivos que no llegan a ejecutarse, gestión de cambios internos y resolución de conflictos. Las tareas habituales desbordan, y es que no es sencillo gestionar personas y mucho menos desarrollarlas. Existe un componente emocional que hay que conocer y manejar.
Algunas organizaciones, como Mahou Sanmiguel (Os recomiendo seguir a Paloma Fuentes), entre otras se han dado cuenta de ello y han creado un departamento de felicidad, dirigido y coordinado por un mánager o director de felicidad y un equipo de soporte para la implementación de acciones. Algunos pensarán que se trata de una utopía o de publicidad para vender una buena imagen de la empresa.
En el fondo es muy rentable para las empresas. Piénsalo, ¿cuando rindes más? ¿Influye el humor en la consecución de resultados?
Debo reconocer que a mi misma me sorprendió cuando por primera vez vi una oferta laboral para Director de felicidad de la empresa Ethikos. Había leído mucho sobre el tema pero creía que era algo difícil de bajar a la práctica, que se trataría de otra tendencia con fecha de caducidad. Sin embargo a día de hoy estoy convencida de que llegó para quedarse y extenderse.
Se puede gestionar tanto interna como externamente. Como ya he comentado, hay empresas que han creado estas estructuras y las han dotado de personas formadas y preparadas para afrontar este reto. Otras, no lo tienen implementado pero se preocupan igualmente por ser empresas más felices y escogen la opción de externalizar. ¿Cuál es la mejor opción? La que tenga la mejor intención, voluntad y destine recursos para ese fin. No es tan importante si la persona que lo gestiona es interna o externa a la organización siempre que disponga de la información necesaria, los recursos el apoyo de la organización para implementar. En el caso de las empresas que estén pensando en externalizar este servicio, recomiendo a Wakku.
Deseo y confío en que cada vez sean más las empresas que se unan a esta tendencia apostando por lo que de verdad importa, las personas y bienestar. El win win siempre es la mejor opción.
¡Pongamos de moda la felicidad para siempre!